El 12 de junio cumplo 27 años. Ver y pensar ese número hace que sienta escalofríos. Recuerdo perfectamente lo que era tener 17 años. Recuerdo, incluso, cómo era y lo que sentía cuando tenía 13. Lo recuerdo casi todo. Ejercito así mi memoria, me devuelvo a esos pasajes y busco en ellos el porqué de mis bordes.
Hace 10 años, apliqué a la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello. Fue, lo que creía en ese momento, la realización de uno de mis sueños. En realidad, lo importante no era solo estudiar Derecho, era —por fin— mudarme de nuevo a Caracas, un lugar al cual siempre había sentido, incluso hasta hoy, que pertenecía. Hace 10 años, aprendía a tocar el violín. Hace 10 años, seguía con mi primer novio, pero estaba enamorada del niño de la academia de música que salió conmigo durante 2 meses y luego me dejó por otra niña de la academia. Me sigue doliendo. Hace 10 años, probaba el cigarro por «venganza». No me gustó. Hace 10 años, fui infiel.
Hace 10 años, mi libro favorito era Veronika decide morir de Paulo Coelho. Hace 10 años, apoyaba a mis amigos con su banda de metal. Yo era su «manager», la que planificaba los conciertos y los ensayos. Hace 10 años, quería morirme. Hace 10 años, escondía el secreto de una amiga a la que le gustaban las mujeres. Yo era su cómplice. Hace 10 años, me enamoraba de alguien a través de Internet. Mi primer novio lo supo. Hace 10 años, usaba MySpace y escribía indirectas a través de «boletines». Hace 10 años, una amiga le enviaba una foto desnuda a un amigo. Su novio se enteró y, en una fiesta y frente a todos, le dijo que era una puta. Yo no la defendí. Ese mismo día ella intentó suicidarse. Por suerte, me llamó luego de tomar veneno para ratas y pude avisarle a su padre. Perdonó a mi amigo por haberla expuesto, a su novio por haberla insultado y a mí, por participar en la humillación. Su padre nunca supo lo que le habíamos hecho.
Hace 10 años, me animaba a escribir poesía por primera vez. Todos los poemas tenían rima. Hace 10 años, el primer novio de mi mejor amiga, quien para ese momento vivía en Miami, moría. A los días, trasladaban sus restos a Venezuela. Esa era la primera vez que iba a un funeral. Hace 10 años, me adulteraban un trago. Mi primer novio evitó que me pasara algo más. Hace 10 años, una amiga marcaba su pierna con mi nombre. Utilizó una hojilla desechable, de esas que te venden en la farmacia sin preguntar tu edad. Hace 10 años, todavía no sabía quién era mi padre. Luego de conseguirlo en Facebook, sigo sin conocerlo bien. Hace 10 años, no había salido nunca de Venezuela. Luego salí tres veces antes de irme «definitivamente». Hace 10 años, protestaba en contra de Hugo Chávez.
Hace 10 años, sentía que mis 27 estaban muy lejos, que nunca llegarían, que quizá yo nunca llegaría. Y aquí estoy para contarlo. Aquí estoy para seguir contando.
Oriette D’Angelo (Caracas, Venezuela, 1990). Estudió Derecho en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y Maestría en Comunicaciones Digitales en DePaul University (Chicago). Autora del poemario Cardiopatías (Monte Ávila Editores, 2016; Premio para Obras de Autores Inéditos, 2014). Seleccionó y prologó la antología de poesía venezolana Amanecimos sobre la palabra (Team Poetero Ediciones, 2017). En 2015 obtuvo el segundo lugar en el I Concurso de Crónicas de la Fundación Seguros Caracas y en 2016 el tercer lugar en el Concurso Iberoamericano de Poesía “Letras de Libertad” de Un Mundo Sin Mordaza.
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